Nuestra Historia
Hace poco más de ciento setenta años, exactamente en el año de 1840, nace Hacienda La Escoba como un centro de producción textil, aportando un papel importante en la economía de la región jalisciense. Los socios fundadores Don Manuel Escandón, Don Francisco Vallejo Y Don Manuel Jesús Olazagarre, éste último director de la fábrica y de origen asentado vasco, convinieron en establecer una fábrica de hilados de algodón.
Para la realización de su proyecto, los socios inversionistas convinieron en situarla en los terrenos propiedad de Olazagarre asentada en el Municipio de Zapopan, en una superficie de gran tamaño y en forma de triángulo isósceles, construyendo importantes obras que comprendían la presa, el acueducto, el edificio principal, una casa grande, la casa del director, los almacenes de suministro, todas de alto valor arquitectónico edificadas en estilo Neoclásico, además de habitaciones para los operarios y maquinaria necesaria para una capacidad productiva instalada de dos mil malacates en movimiento y bodegas de algodón suficiente para el suministro de la planta.
La fábrica aprovechaba el uso del agua que surtía el Río Blanco a la presa para la generación de energía la cual era producida por la presión que ocasionaba el correr del agua por el acueducto hasta llegar a dos ruedas de agua y vapor cuya potencia era de cien caballos de fuerza, haciendo con esto funcionar la gran rueda generadora de energía para la operación de más de dos mil telares que comprendía la planta productiva.
Durante poco más de sesenta y dos años Hacienda La Escoba era una verdadera unidad económica y social que albergaba espacios productivos, mercantiles, arquitectónicos y religiosos. La fábrica textil tuvo un impacto considerable para el mercado regional.
En el trayecto de aquellos años Hacienda La Escoba tuvo como propietarios a conocidos comerciantes empresarios de origen español y francés y quedando un legado arquitectónico e industrial significativo.
Al inicio del Siglo XX, en el año de 1901, Hacienda La Escoba cierra su planta productiva y un grupo de industriales tapatíos la compra para ocuparla como casa social.
Años más tarde entre 1910 y 1914 en tiempos de la revolución mexicana, sufre de saqueos e incendios, provocando con ello un deterioro de la obra arquitectónica del lugar.
En los años de 1926 a 1929 nace un movimiento social que reivindicaba los derechos de libertad del culto en México, llamado “la guerra cristera”. Las Investigaciones citan en sus hechos históricos a Hacienda La Escoba como un lugar importante para sus combatientes.
En el año de 1995 Hacienda La Escoba es adquirida por su actual propietaria, quien con una gran visión se dedica a restaurar los edificios en ruinas: La Casa Grande, La Capilla, parte de la fábrica, el salón de los telares, el acueducto y sus torreones con la asesoría e intervención del INAH ya que en la actualidad Hacienda La Escoba es considerada como PATRIMONIO HISTÓRICO DE LA NACIÓN.
De igual manera rescata ecológicamente la presa que estuvo contaminada por más de veinticinco años, con el propósito de contribuir a la estabilización y restauración de la fauna, reforestando a la par con más de nueve mil árboles de distintas especies toda el área. Logra con ello el mejoramiento del medio ambiente y el ecosistema de todas las especies que lo habitan convirtiéndolo en un santuario de aves y otras especies de animales. Todo ello con el interés de recuperar su genuino esplendor arquitectónico, ecológico y productivo.
Hacienda La Escoba es considerada un lugar único por su inigualable belleza, mezcla de arquitectura y vegetación, marcado por lo excepcional de sus espacios antiguos y nuevos en un entorno de historia y naturaleza.
Rodeada de bosque y con un espectacular lago, Hacienda La Escoba ofrece Salones y distintas áreas para sus eventos.
Salones: Patio Acueducto, Salón Principal, Salón Ruinas, Iglesia, Explanada Vista al Lago.